jueves, 26 de noviembre de 2009

¿ Cómo te hiciste de Talleres?

Cuando se habla de sentimientos, expresar algo que uno siente, quiere , ama, o lo identifica como propio, en términos racionales, se torna un poco complicado, por que es difícil despegarse de una sensación que es cotidiana, y que por lo tanto nos impide distanciarnos de ella, y plantear nuestra pasión a partir de una explicación.
Algunos socios e hinchas se animaron, y nos dejaron su historia de amor: gracias por contarla. Nosotros solo la compartimos...


Osvaldo Grillo y Luciana Maglietta son los ganadores de los dvd.


Yo nací en 1947 en Correa y Lugones (en la hielería ) con sangre roja y blanca ya que mi abuelo (Camilo Fernández) estaba prácticamente ciego por su diabetes y yo que era muy chico lo acompañaba a ver a su querido talleres , esto lo hacia con su cabeza pegada al alambrado porque no podía divisar lo que ocurría en la cancha , pero era tal su fanatismo que no había quien lo convenciera para que no fuera a la cancha ,demás esta decir que toda mi familia, mi hermano, mis tíos. Primos y mi vieja que hoy con ochenta y cinco años sigue escuchando como puede (por su poca audición) con la radio pegada al oído los partidos por la Fm fuego. y sufre y festeja los partidos como nadie
y después de todo esto como no voy a ser recontra fanático de tallarín, porque de River o de Boca es muy fácil ser hincha, pero para ser de talleres hay que tener mucho huevo y sentimiento
Un abrazo
Osvaldo Grillo


Seguramente cuando lean “Como me hice de Talleres” van a encontrarse con un relato un poco trillazo, algo predecible y hasta diría yo, obvio. Quizás no sea el más original de todos, pero si es muy sincero y por eso creo que me animo a contarlo.
El, es la única persona a quien tengo que agradecerle toda mi vida por dejarme descubrir y experimentar la belleza de sentir esta pasión inmensurable. El, es único responsable de que ese sentimiento crezca cada vez con más fuerza en mi corazón.Basta de “suspenso”, estoy hablando de mi viejo.Creo que como pasa con la gran mayoría de quienes tenemos algún familiar o una persona muy allegada que profese un profundo fanatismo por su club, llegando a ser casi una obsesión o una enfermedad incurable, es prácticamente inevitable que de alguna manera ese fanatismo se te haga ajeno.

Y como yo no soy la excepción a esa regla... imposible que mi cabeza y mi corazón estén inmunes, ya que desde que tengo uso de razón, todo lo que para mi esta asociado a mi viejo, inseparablemente esta asociado a Talleres. No podría pensar en uno sin que el otro se me haga presente.
Y justamente a partir de esto que les cuento, se me viene a la mente una foto que mi viejo tenia en su llavero. Una nenita de apenas dos años, con una remera a rayas verticales, rojas y blancas y un gorrito con el escudo del glorioso Talleres, que en proporción era más grande que ella!

Si, como pueden suponer, esa nenita era yo. Los cachetes colorados y una sonrisa de oreja a oreja, ¿seria que ya desde entonces empezaba a palpitar lo que se siente llevar puesta esa camiseta? Seguramente.

Otra cosa significativa para mí en relación a Talleres y mi viejo es “la cancha”. Si bien no son incontables las veces que me llevó a ver al rojo, cada vez que iba con él, lo vivía como una fiesta, independientemente del resultado.
El prepararme para ir a la cancha con el viejo, llegaba a convertirse en una especie de “ritual” para mí.

Siempre me resulto hipnótico ver a la hinchada tallarina cantando, saltando, tirando papelitos, prendiendo bengalas, unida por el mismo sentimiento.
Tal vez cuando era más chica no entendía porque razón se le escapaba un lagrimón al viejo, mientras miraba o escuchaba algún partido de Talleres. Ahora, con casi 21 años, ¡lo entiendo más que nunca!


¿Cómo no llorar de emoción cuando ves esa banda que no para un segundo de alentar?

¿Cómo no gritar con fuerza ese gol que te hace vibrar todo el cuerpo?

¿Cómo no amagarse cuando un resultado no es el que esperabas?

¿Cómo hacer para pasar por alto todas estas cosas?

Me es realmente IMPOSIBLE!

Hoy puedo decir que gracias a mi viejo, lloro, rió, me ilusiono, me amargo, grito y festejo a su par por el Rojo.Que mi alma pueda vivir y revivir todas estas sensaciones tan solo con ver una foto , llevar puesta la camiseta , escuchar una canción o agitar una bandera , es parte de la magia que encierra ser hincha de Talleres de Remedios de Escalada.

Amo este barrio, con su sencillez, con la humildad de su gente, con sus ganas de crecer, así tal cual es, con todo lo bueno y lo malo que lo caracteriza.Amo mi club, sus colores, el aguante, la garra y la demencia de su hinchada y por eso lo elijo una y mil veces sin dudar.

Es por todo lo mencionado anteriormente que no me va a alcanzar la vida para agradecerle a mi viejo el poder llevar en mi ser, al igual que el, el orgullo, la emoción y la locura de ser una HINCHA DE TALLERES.

Luciana Maglietta


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